Ambos sirven como antioxidantes
En el siglo pasado, más o menos en la tercera década, comenzó a utilizarse el selenio como protector de la corrosión, propiedad que en el ser humano es equivalente a su poder de antioxidante.
El selenio, al igual que la vitamina E, ayuda a proteger el organismo de efectos radicales libres, las cuales pueden originar elementos agresivos y reactivos, además, pueden morir células o convertirse en cancerosas.
Aunque no lo creas las mejores fuentes de selenio las puedes encontrar en las carnes rojas, las vísceras y otros productos de origen animal. También los puedes localizar en algunos granos, cereales, frutas y verduras. Por otro lado, el pescado de río y el de mar contienen grandes cantidades de selenio.
Supuestamente en una dieta balanceada, deberían encontrarse todos los antioxidantes necesarios; no obstante, la contaminación en el medio ambiente y la dificultad de mantener una alimentación sana, son adversidades que pueden borrarse por medio de algunas vitaminas para que la oxidación sea más lenta.
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